A pesar de que la Argentina ha salido de la recesión y se proyecta un crecimiento del 5% para este año, los mercados temen una posible recesión global, que podría amenazar la estabilidad económica del país. Las políticas proteccionistas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al imponer aranceles sobre importaciones, están generando incertidumbre tanto en las economías globales como en las proyecciones de crecimiento de Argentina.
El principal riesgo para la Argentina radica en las políticas comerciales de Trump, que buscan dinamizar la producción local mediante restricciones a las importaciones. Esto incluye la aplicación de aranceles a productos de México, Canadá, China, y también al aluminio y acero argentinos, lo que podría afectar negativamente las exportaciones del país. En particular, los productos agroindustriales, como los cítricos y el limón, que son clave para las economías regionales, podrían enfrentar obstáculos adicionales.
A su vez, la intención del presidente argentino Javier Milei de avanzar hacia un tratado de libre comercio con Estados Unidos genera dudas, ya que este tipo de acuerdos necesitaría la aprobación del Parlamento y un cambio significativo en el Mercosur, lo que encuentra resistencias, especialmente desde Brasil.
El escenario se complica aún más con la guerra comercial entre Estados Unidos y China. La reciente imposición de aranceles del 25% a productos de México y Canadá, junto con tarifas adicionales a productos chinos, agrava la situación. China, en represalia, impuso aranceles del 10% al 15% a productos estadounidenses, lo que podría afectar las exportaciones argentinas, especialmente aquellas relacionadas con el agro.
Este entorno proteccionista global podría ralentizar el comercio internacional y generar efectos negativos en el crecimiento económico de diversos países, incluyendo Argentina, que depende de sus exportaciones para dinamizar su economía. Aunque la administración de Milei busca abrir nuevos mercados para fortalecer la economía local, las políticas de Trump y la guerra comercial podrían desafiar estos esfuerzos, haciendo que las perspectivas de crecimiento económico sean más inciertas.
En resumen, el temor a una recesión global, impulsado por las políticas arancelarias de Estados Unidos y las represalias de China, pone en riesgo no solo el comercio global, sino también las expectativas de crecimiento de la Argentina.